Al sur de Toluca, a unos siete u ocho kilómetros de la capital mexiquense, se encuentra la encantadora comunidad de Metepec. El nombre de este pueblo significa en náhuatl “sobre el cerro de los magueyes”. Se trata de un típico poblado del Estado de México, con la proyección, colores, olores y sabores del México Antiguo, el que se nos presenta, por ejemplo, en las cintas de Emilio el Indio Fernández. Ya en la autopista que conduce desde la Ciudad de México a Toluca, aparecen señalizaciones para llegar a este sitio sin tener que transitar por la capital de esta entidad del país.
Metepec es un pueblo alfarero por excelencia. Quienes visitan este magnífico pueblo mexiquense, por lo general resultan asombrados por las verdaderas obras de arte que realizan los maestros alfareros del lugar. Basta con pasear por pintorescos barrios como Santa Cruz, San Mateo, San Miguel, Coaxustenco y Santiaguito, en algunas de las muchas tiendas de artesanías que allí se localizan, para hallar antojables piezas: soles y lunas, calaveras, candeleros, imágenes sacras, coronas para celebrar el adviento y muchas otras más.
Por otra parte, Metepec siempre ha tenido una enorme relevancia para las comunidades indígenas que habitan la región. Tal es el caso de las etnias matlatzinca y otomí. De hecho, en lengua matlatzinca a Metepec se le nombra Nepinta-Tuhi, que significa “el lugar de los habitantes de la tierra del maíz”. En cambio, los otomíes nombran a Metepec como Ntaguada.
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